lunes, 20 de septiembre de 2010

Esaú Fernández acaricia la Puerta del Príncipe en Sevilla

El novillero sevillano Esaú Fernández ha cortado dos orejas y ha rozado la Puerta del Príncipe de la Real Maestranza de Sevilla, donde ha ofrecido dos actuaciones con poso ante su lote de Los Azores, dentro de un interesante encierro. El camero, junto a Silveti y Jiménez, demostraron aptitudes y ganas de ser.

Fernández saludó a portagayola y dejó un ramillete de verónicas con cadencia a un novillo mimado en varas y justo de fuerza pero que demostró calidad en los primeros tercios. Lo mismo en la faena del sevillano, que brindó su labor al banderillero Luis Mariscal, presente en el tendido.

La faena pronto elevó su tono, con la música sonando ya en la segunda tanda, en la que metió los riñones, se sintió y alargó las embestidas con temple. Después, acortó las distancias a medida que el novillo perdía recorrido. Esaú anduvo inteligente en tiempos y distancias, salió tropezado al entrar a matar y logró el trofeo.

Al cuarto lo volvió a recibir a portagayola, donde con recurso solventó la papeleta tras salir el novillo cruzado. Después, llegó a los tendidos con el capote. Esaú brilló con el percal en el quite por chicuelinas y en el anterior galleo, vistoso. El camero, sin probaturas, se fue a los medios con la muleta a la izquierda y le dio muchos metros a su oponente. A partir de ahí interpretó naturales profundos, templados y ligados. La plaza respondió crujiendo y Fernández cada vez se vino más arriba. Con la diestra también cuajó a su oponente, ligando, quebrando la cintura y mandando. En conjunto, una tarde de nivel que de no ser por el descabello hubiera abierto la Puerta del Príncipe.

El mexicano Diego Silveti se enfrentó en segundo lugar a un novillo deslucido y que nunca se definió. El joven novillero hizo las cosas despacio y sereno, pero su oponente, cambiante, perdía reiteradamente las manos. Demostró valor y serenidad antes de matar de una estocada arriba.

Con el quinto se lució por gaoneras en un ceñido quite y se enfrentó con la muleta a un novillo con temperamento que se quiso rajar al final. Diego pudo a su oponente, si bien debió darle más sitio, aunque con ello demostró un valor frío además de mucha firmeza. Le dio muchas ventajas a su enemigo y mató de estocada. Se la jugó.

Por su parte, Javier Jiménez se lució con el capote. A la postre, lo más artístico de su labor. Con la muleta no hubo entendimiento entre novillo y novillero, un utrero a menos y un espada a más. Jiménez estuvo fajado, asentado y se metió entre los pitones. Lo mejor, su actitud ante un novillo bajo de raza.

Jiménez se fue a portagayola con el sexto y dejó un saludo vistoso y variado. Fue un novillo mirón y con movilidad pero con un punto de sosería. Javier expuso, cogió la muleta por ambos pitones, y consintió tanto por el derecho que se llevó un revolcón sin consecuencias. Con el izquierdo hubo naturales con cadencia de uno en uno. Cerró con el espadazo de la tarde.

Fuente: www.burladero.com

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