La historia de un maestro, paradigma de diestro lidiador,
que inicia su carrera como niño prodigio y encuentra la muerte en
Talavera de la Reina, cuando en plena juventud, con tan sólo 25 años
edad, había alcanzado ya la gloria como torero. Se cumplen hoy cien años de la alternativa del sevillano Joselito 'El Gallo' en la plaza de la Maestranza.
José Miguel Isidro del Sagrado
Corazón de Jesús Gómez Ortega nació el 8 de mayo de 1895 en Gelves. El
nombre de Isidro le vino dado porque le bautizaron el 15 de mayo
siguiente, festividad del citado santo. José era el sexto y último hijo
del matrimonio formado por el torero sevillano Fernando Gómez García
Fernando 'El Gallo' y la bailaora gaditana Gabriela Ortega Feria.
Comenzó su meteórica y truncada
carrera taurina con el apodo taurino familiar, Gallito; más tarde se le
conoció como Joselito y Joselito 'El Gallo', máximo referente como
consumado torero lidiador, al que muchos tratadistas le han considerado
por ello el 'rey de los toreros'. Figura indiscutible para el pueblo, en
su despedida ya lo entroniza para la posteridad el poeta Rafael Alberti
en una elegía en la que escribe:
"Cuatro arcángeles bajaban y,
abriendo un surco de flores,
al rey de los matadores
en hombros se lo llevaban".
abriendo un surco de flores,
al rey de los matadores
en hombros se lo llevaban".
José, quien aprende sus primeras
letras taurinas de la mano de su padre, el patriarca de los Gallo, tomó
la alternativa el 28 de septiembre de 1912. Se cumple, por tanto, el
centenario de la efeméride.
En publicaciones antiguas nos encontramos con multitud de manifestaciones que coinciden en que Joselito 'El Gallo' tenía "el toreo en la cabeza".
Desde su niñez dio muestras de sus conocimientos para adivinar las
condiciones y el comportamiento de las reses bravas. A los 12 años,
concretamente el 19 de abril de 1908, actúa ante el público en Jerez.
Ese día alternó con dos compañeros de su edad: José Gárate 'Limeño' -con
quien formaría pareja- y José Puertas Carvajal 'Pepete'.
Precocidad y plenitud
Las capacidad y cualidades de
Joselito 'El Gallo' se disparan desde el primer día que actúa en público
y es contratado para torear 17 novilladas en Portugal, casi todas mano a
mano con el citado Limeño. Cuando todavía es un chaval su carácter de
líder está prácticamente formado, como lo demuestra que al recibir los
honorarios hace constar que cada matador cobraría diez reales y cada
subalterno dos pesetas. Joselito aprende a ajustar las cuentas y reparte
los beneficios de acuerdo a su propio criterio. Todos sus compañeros
obedecen al jovencísimo torero, al que reconocen ya con autoridad y
superioridad indiscutibles. El binomio Gallito-Limeño funciona
extraordinariamente entre 1909 y 1911.
De la extraordinaria personalidad y
carácter de Joselito 'El Gallo', siendo un niño, reproduzco un hecho
histórico, publicado en el libro Anecdotario Taurino (De Cúchares a
Manolete): "De 1909 a 1911 la cuadrilla juvenil Gallito-Limeño se
hace popular. El niño de trece años ha escrito a su madre pidiendo que
le deje torear y no interrumpa su carrera "porque se me pasa la edad".
En la cuadrilla hay nombres famosos entre los banderilleros: El Cuco, El
Almendro, Magritas, Pepe Rodas y Agualimpia. Este último ha pasado a la
historia del toreo por haber dicho a Joselito en sus comienzos: "José,
coge la muleta con la derecha". ¿A quién pudo ocurrírsele decirle a
Joselito algo? El jovencísimo becerrista interrumpió la faena para
contestarle muy serio: "Haga usted el favor de callarse, que yo sé lo
que me hago". Y la faena prosiguió sobre la mano izquierda con cuantos
pases naturales quiso el torero".
Joselito no tiene niñez, al menos
una niñez común. Su infancia está enfocada hacia el toreo. Su nombre
quedó unido al de su máximo rival en los ruedos y amigo fuera de los
mismos, Juan Belmonte. La primera vez que se vieron sucedió en el
invierno de 1909, en una tienta en la finca Jotoblanco. Después de 45
novilladas, toma la alternativa el 28 de septiembre de 1912 en Sevilla,
de manos de su hermano Rafael. Se doctora con el toro 'Caballero', de
Moreno Santamaría, y confirma en Madrid unos días después, el 1 de
octubre, cuando tan sólo cuenta 17 años.
El sevillano arrebata a los
públicos y se mete a la afición en el bolsillo desde el primer momento.
Joselito se vacía cada tarde. Entre las páginas gloriosas de su
historial y de los anales de la Tauromaquia se encuentra la gesta y
triunfo del 3 de julio de 1914 ante siete toros de Martínez en la plaza
de Madrid. Ese día, de perla y oro, está inspiradísimo con la capa:
veinticinco quites distintos (verónicas, gaoneras, navarras,
tijerillas...) y realiza siete faenas de muy distinto corte y variadas.
Sale en hombros, "sin despeinarse y sin mancharse el traje de luces";
escriben algunos críticos. Siete faenas precisas en tan sólo una hora y
tres cuartos. Entre las temporadas de 1914 y 1917 los éxitos se suceden
dentro de una etapa que se ha considerado como la 'Edad de oro' del
toreo, con Joselito y Belmonte, como máximos referentes.
En su intensa carrera pulverizó
varias marcas e inmortalizó, gracias a excelsas faenas, multitud de
toros, como 'Almendrito', de Santa Coloma, en Sevilla; 'Cantinero', de
la misma divisa y en la misma plaza, al que corta la primera oreja que
se concede en la Real Maestranza de Sevilla, tras una faena memorable el
día anterior a un toro de Miura.
El 6 de junio de 1918 inauguró la
Monumental de Sevilla, idea suya para contar con mayor aforo y así
conseguir reducir el precio de las entradas. Encargó su construcción al
arquitecto José Espiau y Muñoz. A la Real Maestranza no le agradó y
mantuvo una batalla con el torero.
Tragedia
El público le exige cada vez más y
pasa a la historia un suceso en el que alguien maldice a Joselito el
mismo día de su muerte. ¿Quién podía intuir que Joselito 'El Gallo',
considerado el lidiador más completo de todos los tiempos y niño
prodigio del toreo, tenía marcada su hora en la plaza de toros de
Talavera de la Reina, el 16 de mayo de 1920? El hecho que sucedió horas
antes de la cogida es estremecedor. El viaje transcurría con
tranquilidad, mostrándose Joselito más alegre y dicharachero que nunca.
Pero al llegar a la estación de Trujillo cambia la decoración. Desciende
su hermano Fernando a comprar un pan y un individuo le dice que el pan
lo ha comprado él. Discuten. Joselito, que presencia la escena, salta
del coche y se interpone entre su hermano y el sujeto, desconocido. Éste
ofende al espada, quien no queriendo tolerar la bravuconería de aquel
hombre, le pega una bofetada y se inicia una pelea en la que Joselito no
fue quien se llevó precisamente la peor parte. Con mediadores de por
medio se detiene la riña. Joselito retorna con los suyos al coche y, al
arrancar el tren, escucha un grito del desconocido:
-¡Permita Dios que te mate un toro esta tarde!
A la llegada, con retraso, llueve
en Talavera. El cielo está plomizo, José bromea en el coche, camino del
Hotel Europa. Al apearse se les rompe un botijo que lleva el nombre del
torero pintado. "Se partió Joselito", dice el propio matador.
Se acuesta de una a tres. A esa hora comienza a vestirle de grana y oro
Paco Botas, el mozo de espadas que ha reemplazado a Caracol. Al mozo no
le agradan los tanguillos que rememoran la muerte de El Espartero, que
José no para de canturrear. La plaza de Talavera de la Reina se llena;
un coso al que tiene cariño porque lo había inaugurado su padre,
Fernando 'El Gallo', el 29 de septiembre de 1890 y al que acude ante la
insistencia del crítico taurino Gegrorio Corrochano, natural de esa
localidad toledana. Los toros, de Viuda de Ortega, tuvieron su aspereza.
José brinda su primer astado al alcalde y al pueblo de Talavera. Cuando
sale el quinto, 'Bailaor', advierte José a su cuadrilla del peligro del
astado, que derriba en varas a Camero, Carriles y Farnesio, que ha de
salir en tercer lugar. Cuco y Cantimplas banderillean con apuros. La
fiera queda en la querencia de tablas del 2. Joselito realiza la faena
con unos pases de tirón con la mano izquierda y manda taparse a Blanquet
y a El Cuco, que se habían colocado a cada lado del toro. El matador se
había retirado para arreglar la muleta y el toro, burriciego de cerca,
que veía mejor desde lejos, partió como un rayo hacia Joselito, al que
cogió. Los espectadores coinciden que intentó levantarse sujetándose una
masa verdosa que salía del vientre y se desmayó. Afirman que sus
últimas palabras fueron para invocar al médico de su confianza:
-¡Llamad a Mascarell!.
Gran parte del público abandonó la
plaza en ese momento. Muchos se agolpaban en la puerta de la enfermería.
Sánchez Mejías remató la faena con brevedad y quiso torear al sexto
toro, que estuvo a punto de herirle. El médico no pudo llegar y a
Joselito le dio la extremaunción Felipe Vázquez, cura de la ermita de
Nuestra Señora del Prado.
Sevilla se echó a las calles en la
llegada del féretro y el entierro. Su amada María de la Santísima de la
Esperanza Macarena vistió por primera y única vez de negro y lució las
mariquillas -esmeraldas engarzadas, que había regalado el diestro-. La
coletería quedó tocada piscológicamente. Ningún diestro creía que aquel
coloso del toreo moriría tan joven -sólo 25 años- y en una plaza de
toros.
La muerte siempre anda revoloteando
por el ruedo y ni siquiera Joselito, el lidiador más completo de todos
los tiempos, el 'rey de los toreros', se libró de su desagradable y
definitivo abrazo.
(Publicado en Diario de Sevilla)
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