Morante de la Puebla ha dado una grandiosa mañana en la plaza de Nîmes, donde ha montado un auténtico lío al sexto toro de Juan Pedro Domecq, al que ha cortado un rabo tras una faena que tuvo momentos espléndidos, llena de torería, imaginación, temple, gusto, empaque y sorpresas.
Tras atisbar con el capote la obra que estaba a punto de realizar, el de la Puebla inició su faena de muleta sentado en una silla - a la vieja usanza - toreando por alto a un noble ejemplar de Juan Pedro Domecq, el mejor de una corrida que rozó la invalidez y justa de presentación. Ya de pie, y con la gente volcada con él, se sucedieron varias series rotas por el pitón derecho, arrastrando la muleta y bajando la mano.
Se sucedieron los olés en una faena que no bajó de intensidad y que remató de una estocada entera. Justo cuando el toro estaba a punto de doblar, el sevillano volvió a recuperar la silla donde se volvió a sentar, en una preciosa estampa entre 'toro y torero' que provocó el delirio del público.
Por su parte, Javier Conde sufrió una voltereta en tercero, un sobrero de la misma ganadería, que le prendió en el último tercio, sufriendo un varetazo. Pese al golpe, el torero se vino arriba y volvió a plantear pelea al toro. En su primero dejó pequeños detalles y anduvo mal con la espada mientras que en el quinto no hubo sintonía entre toro y torero.
Fuente: www.burladero.com
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