lunes, 14 de septiembre de 2009

Martín Núñez da dos vueltas al ruedos en La Maestranza de Sevilla


Domingo de efeméride en la Real Maestranza. Hoy 13 de septiembre, se cumplen 17 años del fallecimiento de Ramón Soto Vargas en esta misma Plaza, y con la circunstancia que se anunciaba el mismo hierro condeso. Por eso, desde aquí nuestro recuerdo a tan gran toreo camero, ya que nadie se acordó de guardar un respetuoso minuto de silencio en su memoria.

Excepto Martín Núñez que en su vuelta al ruedo brindó al cielo por Ramón. A la postre, el sevillano realizó lo más profundo y destacado de la tarde, que de acertar con el descabello hubiera cortado oreja en ambos. Gratísima e importante imagen la realizada por Martín Núñez, que entre otras cosas, manifestó que debe ocupar mejor puesto en el escalafón. Saltó el primer ejemplar del Conde, corretón y con las fuerzas justitas. Martín Núñez lo recibió con un templado manejo del percal, meciendo los brazos a la verónica con pasmo y cadencia. Con buen criterio lo mimó en el caballo para cumplimentar el tercio de varas, brindándoselo posteriormente a sus hermanos Carlos y Juanma. Núñez planteó una faena de corte clásico, honda y llena de plasticidad. Le cogió el aire al noble novillo con la franela en la diestra, plasmando series muy templadas y rebozadas, que abrochó con majestuosos pases de pecho. Al natural, acortó distancias, echó la muleta al hocico para embeberlo con gran sentido de naturalidad y temple. En conjunto una labor seria, llena de reposo y buen toreo, que de no utilizar el descabello en dos ocasiones, tras la estocada, hubiera recogido la oreja que había ganado con rotundidad. El otro del lote -cuarto- manseó de salida, suelto y a su aire. Martín se fue a lo medios a por él y consiguió encelarlo al paso, con torería. Su faena muy igual a la anterior con un torero dispuesto que imprimió personalidad a todo lo que hizo. Plasmó un toreo lleno de estética, con extremada suavidad y temple por ambos pitones. Núñez expresó el natural con profundidad y llevando a su rajado oponente con los vuelos de la muleta. Metió riñones, acompasó la cintura, además de meterlo para que no terminara huyendo el manso y mirón. En el toreo fundamental nuevamente sus formas gitanas llenas de garbosidad. Pero por segunda vez, el descabello le hurtó otra oreja que mereció sobradamente. El mejicano, Labastida, segundo en el cartel. Pasó apuros en su recibo al ser desarmado. A este ejemplar se le dio fuerte en varas. Fernando estuvo dispuesto en todo momento ante un animal bajo pero brusco, que siempre quiso rajarse. Aguantó las tarrascadas por el pitón derecho, por donde se metía mucho, pero debió llevarlo más metido en la muleta para evitar que acusara más este contratiempo. Con la espada estuvo atascado. Fernando se enfrentó al quinto que resultó incómodo porque se defendía a cada instante. Es cierto, que estuvo dispuesto como en su anterior ejemplar pero pecó de persistente ante tan escaso material. Cerraba la terna el malagueño Fortes que recogió a su oponente en chiqueros puesto que el primero de su lote tenía tendencias a esa jurisdicción. En los compases iniciales dejó ver un buen aire al manejar la capa, tanto en el recibo como en su correspondiente quite. El mismo corte que presentó en el último tercio con un novillo manejable pero un punto sosote. Cogió ambas manos consiguiendo momentos lucidos y muletazos limpios.Está verde, de ahí los revolcones, pero con la virtud de la firmeza y quietud ante un astado bajo de casta en una labor fajada. Con la espada perdido y a merced del utrero. El sexto no tuvo un pase por complicado. El novillo estuvo a la defensiva y Jiménez porfión sin material alguno para cualquier lucimiento. Esta vez mejor con la espada.

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