Hoy se cumple medio siglo de la muerte de Rafael Gómez 'El Gallo', uno de los toreros más geniales de la historia del toreo. Torero célebre tanto por sus famosas espantás como por sus grandiosas faenas en perfecta comunión con el toro que desarrolló la profesión en una época en la que el toro tenía una bravura menos depurada.
A pesar de su originalidad y huella inconfundible, quizás su figura ha quedado más difusa en la historiografía taurina por ser hermano del gran Joselito El Gallo, uno de los toreros más importantes de la historia. Inventor de varias suertes con capote y muleta siempre le caracterizó su personalidad acusada dentro y fuera de la plaza.
BIOGRAFÍA HISTÓRICA DE JOSELITO EL GALLO:
RAFAEL GÓMEZ ORTEGA, EL GALLO
Madrid, 18 de julio de 1882 – Sevilla, 25 de mayo de 1960.
Alternativa: 28 de septiembre de 1902, en Sevilla.
Confirmación: 20 de marzo de 1904.
Nació en Madrid, el 18 de julio de 1882, aunque siempre fue considerado sevillano, al marchar junto a su familia a los pocos años a la ciudad de la Giralda y tener allí la mayoría de sus parientes. Desde muy niño respiró en su casa el ambiente taurino. Hijo del matador de toros Fernando Gómez, El Gallo, y de la señora Gabriela Ortega, no tardará en salirle a flote la vocación, al igual que a sus hermanos también matadores de toros Fernando y José. Recibió Rafael las primeras lecciones de manos de su padre en una placita que construyó al lado de su casa, donde más tarde también sería lugar de escuela para sus hermanos. En 1895 banderilleó por primera vez a un toro en Alcalá del Río. Fue tal la destreza demostrada que enseguida surgió la formación de la cuadrilla de niños sevillanos en la que Rafael actuaba como primer espada y como segundo Manuel García, Revertito, sobrino de Reverte.
Su presentación tuvo lugar en la plaza de Valencia, y a partir de aquí comenzaría su peregrinar por plazas importantes de toda la geografía española. La alternativa llegaría el 28 de septiembre de 1902 en la plaza de Sevilla. Su primer toro, de Otaolaurruchi, se lo cedió Emilio Torres, Bombita, en presencia de Ricardo Torres, Bombita Chico. Después de torear en la Feria de San Miguel sevillana, marcharía a México a cumplir algunos contratos. Volvería para confirmar la alternativa en Madrid el 20 de marzo de 1904 de manos de Rafael Molina Martínez, Lagartijo Chico, quien le cedió un toro del duque de Veragua, de nombre Barbero. Esa tarde realizó tres buenas faenas a sus toros, aunque fueron malogradas con los aceros. Siguiendo lo que había sido la tónica en su familia de unir dos artes: el toreo con el flamenco, contrajo matrimonio con Pastora Imperio en 1910.
La primera oreja en Madrid:
En 1912 realizó una de sus mejores temporadas. Anunciado tres tardes en Madrid, consiguió su primera oreja en esta plaza en su primera comparecencia después de realizar una estupenda faena a un toro de Bañuelos, que fue coronada con una gran estocada. Este día le acompañaron en el cartel Vicente Pastor y Rodolfo Gaona. Pocos días después, en el mismo escenario no estuvo bien, pero lo salvó toreando de nuevo sólo dos días después junto a Ricardo Torres, Bombita y Vicente Pastor frente a toros de Aleas. En esta ocasión y con el público totalmente a la contra en un principio, debido a la aciaga tarde anterior, Rafael realizó una de las faenas más brillante de su carrera. Ocurrió en su segundo toro, último de la corrida, de nombre Jerezano, con el que el torero puso de acuerdo a toda la plaza después de una faena dominadora, artística y completa en todos los tercios, firmada con una soberbia estocada entera en todo lo alto.
Tres años después, el 20 de abril de 1915 obtuvo un éxito del mismo calibre, esta vez en Sevilla, donde de nuevo demostró su buen hacer en todos los tercios de la lidia, incorporando su genialidad y originalidad al torear sentado en una silla, demostrando así un tremendo valor, al mismo tiempo que derrochó arte y gracia. Mató de un sensacional volapié, y se le concedieron las dos orejas del toro de Salas.
En los años sucesivos, hasta el comienzo de la Guerra Civil, Rafael toreará acompañado tanto de las grandes figuras del momento como en carteles modestos. En sus actuaciones combinó habitualmente grandes triunfos con fracasos, tanto en España, como en América.
Su último toro lo estoqueó en Barcelona, el 4 de octubre de 1936. Después de la guerra, volvió a ‘ponerse delante’ en algunos festivales, incluso en el suyo propio, para poco tiempo después retirarse a Sevilla, donde pasó los últimos años de su vida alternando en los cafés, donde participaba en tertulias hablando de toros. Murió el 25 de mayo de 1960, y sus restos fueron enterrados en el mausoleo de Mariano Benlliure, en el que ya reposaban los de su hermano Joselito.
Su forma de torear y entender el toreo están filtrados por una personalidad singular que le lleva a una forma peculiar de realizar el toreo. De este modo compaginó el clasicismo con toques geniales personales que daban frescura y provocaban la sorpresa de los públicos. Fue Rafael un torero variado y vistoso, que ejecutaba todas las suertes del toreo, dándoles siempre un toque personal, donde la improvisación siempre estaba presente.
Toreo a una mano:
Fue en el toreo a una mano donde destacó sobremanera, llegando a ser el creador de alguna suerte como la ‘serpentina’. Igual de variado era con las banderillas, tercio en el que antes de clavar realizaba toda serie de adornos, quiebros, etcétera. Sin embargo, fue en el tercio de muleta en el que la inspiración y la creación artística encontraban la rienda más suelta. Por último, en la suerte suprema, también era dominador de todas sus variante, incluyendo las menos ortodoxas, que en no pocas ocasiones le privaron de mayores triunfos. Pero sí fue muy variado, no es menos cierto que fue un torero irregular en el éxito, siendo famosas sus ‘espantás’, e irregular en su concepción y expresión del toreo. Esta irregularidad le impidió ser una figura consolidada de la época, por lo que no aguantó la rivalidad a la que los aficionados le empujaban con Bombita.
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